@alekzaguila

Este fin de semana desde Guadalajara nos llegó una noticia que pareciera haber emergido del pasado: el gobernador Enrique Alfaro envió a sus agentes del orden -los negros- a poner en cintura a quienes, a manera de resistencia contra el aumento de las tarifas para ciertas modalidades del transporte público, se saltaron los torniquetes del tren ligero; les propinaron una golpiza, los detuvieron y no hubo un proceso debido.

Sin embargo, el excesivo uso de la fuerza no solamente se da en Jalisco, sino en gran parte de este país. Y si bien es cierto que en Baja California Sur todavía no se llega a tal magnitud de abuso por parte de las corporaciones que resguardan el orden público, sí es una realidad que cada día podemos notar más acciones que nos llevan a pensar si la estrategia mediante la cual las policías operan aquí es la correcta.

Un ejemplo claro en la ciudad de La Paz se puede ver cada viernes y sábado en los alrededores de la zona de bares. A partir de las 4am, diversas patrullas de la policía municipal bloquean la circulación de las calles Esquerro y 16 de Septiembre. Desde los altavoces de las unidades comienzan a hostigar a las personas que vamos saliendo caminando desde cualquier sitio y nos dicen tajante y textualmente “YA NO PUEDEN ESTAR AQUÍ, ES MUY TARDE”. ¿Qué clase de represión es ésta? Puesto que al yo decirle al oficial que no estaba tomando alcohol ni cometiendo ningún delito y no tenía porqué obligarme a retirarme, me respondió “NO IMPORTA, SON ÓRDENES”. ¿Órdenes de quién? Seguramente de los de siempre, de los de arriba, esos que nos ven cómo una simple pieza más en su estrategia de gobierno y elección.

No he tenido la valentía de no hacer caso a la orden, porque seguramente voy a acabar en los separos y, en un peor escenario, sufriría un levantón en donde sólo me dan mi respectiva calentadita para no andarle jugando al vivo al cuestionar a las autoridades y luego me bajen por ahí. Sin embargo, a tal grado llegó el hostigamiento este viernes, que incluso le corrieron la clientela a un nuevo negocio de tacos, ya que la unidad en turno no se movió hasta que termináramos de cenar, y claramente no dejó a más potenciales comensales acercarse a la zona. No sé si la presencia de una amiga extranjera a la cual le comentábamos de éste nuevo fenómeno mientras veíamos a la unidad, de cierta manera evitó que fueran más insistentes en que nos fuéramos sin siquiera poder cenar.  Sería interesante que las autoridades municipales expliquen a la ciudadanía desde cuando hay toque de queda durante los fines de semana. Y habría que saber si esas unidades que rondan por el malecón a esas horas no podrían estar evitando verdaderos delitos; ya que de acuerdo al Semáforo Delictivo, La Paz presenta la mayor incidencia de robo a negocios en el estado; en lugar de hostigar a una horda de fiesterxs que no representan ningún riesgo.

La presente opinión inició mencionando sobre un hecho que parecía venido del pasado, y con esto me refiero a que allá en Jalisco por seis años tuvimos un gobernador sumamente autoritario y que utilizó a la policía a placer para pisotear los Derechos Humanos. Así que esperemos que la administración actual no esté preocupada en “no permitir que se estén dando este tipo de reuniones francachelas y orgías” en la zona de bares de la ciudad y, empecemos a ver modelos que realmente funcionan, ejemplo claro son las policías de proximidad que generan lazos de confianza entre autoridades y ciudadanxs, en lugar de continuar con acciones que se traducen en sentir miedo al ver una patrulla.

También es cuestionable la verdadera voluntad de tener un operativo que salve vidas como lo son los retenes en los cuales se llevan a cabo los chequeos de alcoholemia a quienes manejan vehículos automotores. Es verdad que esta acción pudiera aplaudirse si genuinamente tuviera un diseño que no pareciera mediático, y con esto me refiero a que cualquier persona arraigada en la ciudad sabe cómo sacarle la vuelta, por lo menos, al punto que se pone en la salida hacia las playas antes del hotel Palmira ya sea por el pedregal o por la cortísima brecha que todxs conocemos. Bastaría con recorrer el retén 300 metros y sería imposible no tener que pasar por dicho punto de revisión para entonces realmente hablar de acciones que puedan salvar la integridad de la ciudadanía.

Asimismo, se ha echado a andar una presunta herramienta ciudadana, donde a través de un número de WhatsApp se puede hacer contacto para que las personas denunciemos faltas al reglamento de tránsito. Sin embargo, quien escribe ha realizado más de cinco sobre un mismo hecho y nunca he sido atendido. Es cierto que las denuncias ciudadanas pueden generar no solo una interesante recaudación para el municipio, sino que incentiva al verdadero cambio de paradigma en donde, por ejemplo, las banquetas sean para las personas que caminan y no para que quienes se estacionen justo afuera de su casa no  tengan que caminar más de un metro para llegar a su puerta.

Y podríamos también cuestionar el hecho de que hace dos semanas la alcaldía de La Paz anunció la creación de una nueva Policía Ecológica, la cual estará persiguiendo delitos que puedan afectar al medio ambiente. Sin embargo, lo primero que podría cuestionarse sobre esta corporación es qué tanto podrá cubrir al tratarse de una compuesta por sólo diez unidades. ¿Qué tal si en lugar de hacer esto, no se dota a la policía municipal con estas nuevas unidades y se amplían sus facultades para que puedan atender este tipo de delitos?

¿Qué tal si los gobiernos empezaran a integrar metodologías y buenas prácticas diferentes a las actuales de represión y hostigamiento? ¿Qué tal si empezaran a pensar fuera de la caja? ¿Qué tal si integraran a la sociología y la filosofía como elementos exitosos para combatir el delito como se han dado en otros municipios?

No sé, pero tal vez, otro gallo cantaría.

ALEKZ AGUILA: Errante activista varado en La Paz que filosofa mientras camina. Impulsor de la sostenibilidad de las ciudades junto a BCSicletos y permanente aprendiz de la política con Es Posible. Tuitea desde @alekzaguila

(Fotografía de Leonardo Garibay Castorena)