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En junio, el alcalde Rubén Muñoz junto a sus más cercanos regidores regidores, acudieron en dos ocasiones a platicar con las representantes del barrio El Manglito para obtener su apoyo en recibir lo más de 13MDP a cambio del terreno de donación que la Promotora El Salate debió haber entregado al municipio para convertirlo en un espacio público al iniciar los trabajos del proyecto inmobiliario Al Mar Residencial; apoyo que no solo no se dio, sino que de manera pública y a carta expresa dirigida al cabildo se negó.

En esas reuniones se hizo énfasis por parte de los representantes municipales en que el recurso económico se aceptaría para poder dotar al barrio de un parque público de calidad -ya que no existen espacios de recreación en dicha colonia-, y además existía un imperiosa necesidad de reactivar los servicios de construcción para aumentar los empleos en la ciudad. Sin embargo, también relató que la familia Sánchez Navarro no iniciarían ninguna construcción (Al Mar Residencial y Hampton Inn) si no había permiso para ambos. Es por ello que estamos viendo una clarísima violanción al Programa de Desarrollo Urbano (PDU) de La Paz con un proyecto de hotel que cuenta con más niveles que los permitidos y un atropello a quienes viven en El Manglito y no cuentan con un área para el esparcimiento de niñas, niños y familias.

Rubén ha encontrado el pretexto perfecto en la falta de posesión del terreno en el cual el barrio ha peleado un parque desde hace casi 30 años, y dice él que los trámites para tener un comodato por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes van avanzando. Sin embargo, no hay evidencia de que esto sea cierto y todo pareciera apuntar a una táctica para ganar tiempo y gastar el recurso fuera de cualquiera de los compromisos generados con vecinas y vecinos, riesgo latente al ya casi iniciar las campañas electorales, lo que le traería la oportunidad de desaparecer en cualquier momento para iniciar la suya.

Desde que el edil fue dado de alta al recuperarse del coronavirus, las voces de El Manglito lo han estado buscando para tener una charla y conocer el status de las obras prometidas con el recurso obtenido por la venta ilegal del predio mencionado, pero los compromisos de quien se dice vecino no le han permitido dar la cara a estas representantes e irónicamente, se perdió la disponibilidad que de un inicio mostraron él, David Castillo, Eduardo Carballo y Juan Ramón Domínguez para atender este asunto.

Fue también hace dos meses que el director de Desarrollo Urbano y Ecología, Ricardo Pergue y junto a Joaquín Chavarría, quien funge como representante de Promotora El Salate; dijeron expresamente que los planes de esta constructora se limitarían solamente a la lotificación que se puede ver sobre Rangel entre Colima y Jalisco, y que incluso podrían ayudar con maquinaria para llevar a cabo una intervención para desazolvar el arroyo que baja por calle Oaxaca y que al cruzar Rangel forma parte de un predio privado; cuyo cauce lamentablemente en cada época de huracanes provoca considerables daños a quienes viven a un costado del mismo.

A poco más de sesenta días en que se han dado estas reuniones, la realidad dista mucho de ser la palabrería que autoridades y privados han ido a soltar al barrio. Desde el viernes 14 de agosto nos encontramos con la sorpresa de que ya hay maquinaria de construcción en el terreno contiguo a Al Mar Residencial -y para el cual incluso mostraron un mapa asegurando que pertenecía a otro dueño (pero documentos adquiridos por la plataforma de transparencia demuestran que mintieron de forma descarada)- y no precisamente para llevar a cabo labores que permitan sentirse seguras a las personas del callejón, sino que están realizando maniobras que claramente estarán encauzando las aguas que lleguen con las tormentas provocadas por huracanes hacia las zonas de mayor riesgo de inundación y vulnerabilidad, esto al haber derribado un muro de contención y que después levantaron, pero ahora en un suelo mucho menos compactado y que será cuestión de tiempo para que vuelva a caer con una escorrentía.

Así pues, nos enfrentamos con un alcalde que hoy solo piensa en las próximas elecciones y al que poco le importa refrendar los compromisos hechos con sus gobernados, así como un sector del cabildo que cree, de acuerdo a las palabras del 5to regidor Domínguez, “es imposible parar el desarrollo y pronto todos en La Paz veremos nuestras calles llenas de coches y tráfico” evidenciando una clara falta de conocimiento sobre el desarrollo sostenible que podría beneficiar a una ciudad pequeña como la nuestra, y entregando a manos del sector inmobiliario las pocas zonas que preservan riqueza histórica, natural y cultural para ofrecerlas al mejor postor.

Seguramente estaremos escuchando cada vez más  sobre todo lo que nos traiga la mancuerna Muñoz-Sánchez Navarro para el supuesto desarrollo de La Paz, ése que sólo sigue enriqueciendo a los más ricos y aumentando la brecha de desigualdad económica y busca despojar de su territorio a quienes viven en un histórico barrio mediante procesos de gentrificación diseñados por el ayuntamiento mismo (como la ocurrencia del Museo de la Concha) y a costa de cualquier reglamento o ley. Sin embargo, la gente organizada demostrará -una vez más-, que las acciones nacidas desde los afectos permitirán que la Ensenada de La Paz vuelva a sobrevivir al más temido de los efectos innaturales: la corrupción.