Alya Naya

Desde los tiempos inmemorables individuales, es decir, desde que tengo memoria. La homosexualidad ha sido castigada, denigrada y prohibida por ser antinatural (el día en que se enteraron en Kenia que andaban dos leones gays, salieron a decir que estaban poseídos por el demonio y necesitaban terapia (Infoabe, 2017), pero esa es otra historia de la cual podemos platicar con mucho gusto otro día con más calma.

El tema es la ley natural como regidora de lo moral y lo inmoral o de lo legal y lo ilegal; si la homosexualidad, el matrimonio gay, la adopción de infantes por parejas del mismo sexo es ilegal por ser antinatural, entonces, por la misma lógica el aborto debería ser legal por ser natural.

¿Al final de cuentas se trata de la verdad, cierto? Una coneja, por ejemplo, se come a sus crías por dos motivos: nacen con algún problema congénito o no existen los suficientes recursos naturales para garantizar la sobrevivencia.

En este sentido, la ley natural diría: Si un feto nace con algún problema congénito, debe morir y si una mujer no tiene los recursos humanos, económicos y sociales suficientes para garantizar la sobrevivencia de las crías, entonces deben morir.

Yo no veo a los hombres corriendo desesperados sembrando árboles, limpiando los aires, los ríos, las veredas, trabajando en su masculinidad para dejar de ser depredadores y poder asegurar la sobrevivencia de sus cachorros, quienes habitarán un entorno vasto de recursos y oportunidades.  Al contrario, allí están los soldados y los sicarios, violando, matando, bebiendo en un mundo ecológicamente devastado, dejando a la hembra sin más remedio que el aborto, aun así lo prohíben. Lo castigan.

Bajo esta lógica, los moralistas que rechazan la homosexualidad, deberían ser los principales impulsores del aborto, mejor aún, los más grandes ambientalistas.

Ahora, sería ingenuo caer en el debate de lo que debe permitirse o prohibirse, si los bebés deben morir o las personas amarse. La cuestión aquí, es que la ley natural es solo una pésima excusa para legitimar la única ley que existe; la ley del hombre, es decir, la ley patriarcal.

El parto de una niña violada es antinatural y totalmente inhumano. Si dios es amor, lo que se aborta volverá a él, pero quien se queda tendrá más posibilidades de sobrevivir a esta sociedad en pleno colapso socioecológico.  

Al final se trata de la verdad, ¿cierto?